Gol !
Concepción,
febrero 2007
Partamos
contando como vine a parar aquí. Un amigo me pidió un mapa de Concepción
Cultural, una especie de glosario para mostrar a gringos millonarios recalarios
en costas choreras que tal era la movida penquista.
A poco escribir,
noté que serviría para comentar algunas reflexiones que me han acompañado en
los últimos meses en mi trabajo como Productor de Arte y que tienen que ver con
la forma en que desarrollamos nuestro quehacer. Era una posibilidad de abrir el
debate acerca de quiénes somos, dónde estamos y hacia dónde vamos. Me contacté
con el distinguido cuerpo editor de este pasquín, quienes gustosos aceptaron
abrir sus páginas a estas letras exploratorias. Ardua tarea, pero sin duda
responsabilidad de todos quienes nos dedicamos profesionalmente a las artes en
esta ciudad.
Concepción
Cultural: problemas y desafíos.
Esta necesidad
de conversarnos cobra mayor importancia por encontrarnos en un momento de
efervescencia artística, con más personas dedicadas a la generación de
productos culturales, con actividades simultáneas y con una oferta de
espectáculos (teatro, música y en especial baile) aumentando considerablemente.
Es una especie de punto de quiebre, que nos abre la posibilidad de unir
esfuerzos para darle continuidad, transformándolo en una constante que permita
crear espacios y generar circuitos.
Pero quizás lo
más importante, es una oportunidad para crear Comunidad, relacionándonos de
manera horizontal, formando un tejido social, sólido y común, base sobre la
cual levantar proyectos individuales, los cuales deberían mirar y cuidar este
nuevo estado. Proyectos que deben dejar de ser a corto plazo y encerrados en si
mismos, proyectándonos a través del tiempo en un proceso dinámico y con
historia, fundamental para que esta comunidad posea identidad generacional.
Hay que tener la
capacidad de mirarse con perspectiva, quienes somos, dónde estamos, porqué nos
dedicamos a esto y cuál es el mensaje que deseamos entregar. No para
homogeneizar discursos, al contrario, para generar diversidad, encontrándonos
poco a poco en nuestras diferencias.
Sólo como
Comunidad podremos enfrentar y solucionar la principal problemática que
enfrenta actualmente el desarrollo artístico penquista: El Público.
La esencia
precede a la existencia
En mis primeros
años como productor pensé que el éxito de mi gestión consistía en generar
buenos productos artísticos, lo cual bastaría para atraer al público. Hoy estoy
convencido que aquello no basta, ya que el problema es su inexistencia.
Concepción no tiene público para el arte local, no hay personas que quieran
consumir lo que nosotros producimos. Las razones de esto son múltiples[1],
por lo pronto nuestro desafío es trabajar por hacer crecer este número de
personas.
Debemos hacer
público, formándolo y educándolo en la emotividad.
Esto debe ser
asumido como una responsabilidad y necesidad, nuestros trabajos deben ser
diseñados desde un comienzo para ser consumidos por personas. Hay que
preocuparse de todos los aspectos que ayuden al objetivo de educar/entretener,
entregando a las personas espacios de distracción, belleza, formación y
conversación que lo saquen un momento de su rutina y le entreguen nuevos temas
y visiones de mundo.
Esto nos obliga
a tomar conciencia de nuestro rol, definiendo con claridad cuál es el mensaje
que quiero entregar y por qué quiero entregarlo, preocupándose durante todo el
proceso que llegue con claridad al espectador.
Las salas,
teatros o espacios públicos, serán los espacios donde sucederá el encuentro,
por lo tanto también deben ser pensados bajo la misma lógica, preocupándonos de
todos los detalles que ayuden al intercambio de emociones (técnicamente
óptimos, con buenos accesos, cómodos, limpios, seguros, etc). Nuestra tarea
entonces no terminará al comenzar la función, sino al despedir el público en la
puerta, estando seguros que entendió el mensaje, que se van contentos y bien
atendidos, ya que así se transformará en una experiencia que comentarán
positivamente y desearán repetir.
[1] La verdad es que el tema del
público, lo desarrollaré con mayor profundidad en el próximo número, pero una
amable llamada del editor, horas antes de mi salida de vacaciones, me advirtió
que incluía la idea general en esta entrega o no iba. Y aquí me tienen ahora, a
las 18.45 del plazo fatal, tendido en la playa de Dalcahue, terminando un texto
llamado Gol !. Nadie puede.
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